¿CUÁNTAS SEMANAS SANTAS EXISTEN?
Por Juan Francisco González.
Muchas veces se ha contestado a esta cuestión, por parte de académicos, literatos, poetas, filósofos, o por multitud de ciudadanos anónimos: tantas como personas la vivan, la sientan.
¿Hay una Semana Santa de los creyentes? Obviamente sí, ¿y una de los agnósticos? Por supuesto; ¿se puede vivir y sentir la Semana Santa siendo protestante o musulmán? Pues también (casos he conocido) ¿y siendo de izquierdas, o republicano? ………. A todo cabe la misma respuesta: SÍ.
Desde aquí pretendo defender esos otros perfiles de nuestra Semana Mayor que la hacen tan real para quienes de esa manera la sienten. Porque como dice el magnífico Catedrático de Antropología Social, D. Isidoro Moreno (a quien se le concedió el Llamador de Canal Sur en 1996, con la oposición de sectores ultraortodoxos del mundo cofrade y periodístico) la Semana Santa (especialmente la de Sevilla) “es una fiesta total”, donde conviven y se entrecruzan multitud de aspectos diferentes y a veces irreconciliables, o no, como la pena y la alegría, el silencio y el bullicio, el ascetismo y la sensualidad, las oraciones, las bebidas alcohólicas, los cofrades de misa diaria y aquellos que no pisan jamás una iglesia, las imágenes y las músicas, la devoción, la charla distendida, la Sevilla aristocrática y la proletaria, la noche, el día, el barrio, la Catedral, los aplausos, las lágrimas……………….
Isidoro Moreno en su absolutamente indispensable obra “La Semana Santa de Sevilla: Conformación, Mixtificación y Significación” (publicado por la Universidad de Sevilla) explicando esa fiesta total como símbolo de una celebración con múltiples significados escribe: “…………. Un fenómeno cultural (refiriéndose a la Semana Santa sevillana) una de cuyas características fundamentales es precisamente su no utilitarismo inmediato, el constituir más un universo de significados, un lenguaje compuesto tanto por elementos culturales naturalistas como simbólicos, que no un instrumento para conseguir directamente un fin, o unos fines, determinados. Es esto lo que explica que pueda gustar la Semana Santa, y puedan vivirla, muchos sevillanos que no son católicos practicantes e incluso que no sean creyentes.” Porque para quienes sienten vívidamente esta celebración de siete días esa y no otra (para cada persona la suya) es la Semana Santa real. En otro capítulo del libro dice Isidoro Moreno: “ He afirmado que la Semana Santa sevillana supone la exaltación de lo sensible, una verdadera fiesta no para el intelecto sino para todos los sentidos, y a través de éstos para la emoción y el sentimiento – y por ello diríamos que también para el corazón – de muchos sevillanos.”
Otro autor, también bastante denodado por ciertos círculos integristas, Antonio Núñez de Herrera en su fantástica obra “Semana Santa: Teoría y Realidad”(Ediciones Giralda, S.L.1993), publicado sólo en 1934 y felizmente recuperado en 1981 tras la censura político-eclesiástica a la que fue sometido durante el franquismo, con un enfoque literario y de gran calidad lírica y costumbrista viene a corroborar esta misma idea de que todos los sevillanos tienen y sienten su propia Semana Santa. Así en este pasaje recoge cómo durante los años de la II República un joven de izquierdas que ha salido de nazareno días atrás responde a un grupo de tradicionalistas (partido derechista de la época) expresando su pensamiento sobre nuestra Semana Mayor: “En la puerta del Ayuntamiento unos jóvenes tradicionalistas gritaban: ¡Viva la Religión Católica Apostólica Romana! Y él fue uno de los diez mil que pusieron las cosas en su sitio: ¡No! ¡Que viva la Semana Santa!......”
También el periodista de ABC y Giralda TV Paco Robles hace unas semanas hacía una pequeña referencia a los sentimientos aparentemente contradictorios (aunque para los sevillanos esto no es un inconveniente) del dirigente hispalense (nacido frente al arco de la Macarena) y co-fundador (junto a Dolores Ibarruri (La Pasionaria)) del Partido Comunista de España, que, siendo Secretario General del PCE y ya en su exilio de Moscú cuando iban a visitarle sus amigos de Sevilla les preguntaba: “¿siguen aún vendiendo aquellos rabanitos en la puerta del Estadio del Betis?” para a continuación preguntar: ¿Y La Macarena, sigue tan guapa?” Y es que como dice Núñez de Herrera: “El último nazareno está contento. No siente haberle hecho traición a nadie. Ni siquiera a la Segunda Internacional. El es, primero, sevillano.”
Un último apunte: otro autor imprescindible para entender esa Semana Santa plural es Manuel Chaves Nogales.
¿Hay una Semana Santa de los creyentes? Obviamente sí, ¿y una de los agnósticos? Por supuesto; ¿se puede vivir y sentir la Semana Santa siendo protestante o musulmán? Pues también (casos he conocido) ¿y siendo de izquierdas, o republicano? ………. A todo cabe la misma respuesta: SÍ.
Desde aquí pretendo defender esos otros perfiles de nuestra Semana Mayor que la hacen tan real para quienes de esa manera la sienten. Porque como dice el magnífico Catedrático de Antropología Social, D. Isidoro Moreno (a quien se le concedió el Llamador de Canal Sur en 1996, con la oposición de sectores ultraortodoxos del mundo cofrade y periodístico) la Semana Santa (especialmente la de Sevilla) “es una fiesta total”, donde conviven y se entrecruzan multitud de aspectos diferentes y a veces irreconciliables, o no, como la pena y la alegría, el silencio y el bullicio, el ascetismo y la sensualidad, las oraciones, las bebidas alcohólicas, los cofrades de misa diaria y aquellos que no pisan jamás una iglesia, las imágenes y las músicas, la devoción, la charla distendida, la Sevilla aristocrática y la proletaria, la noche, el día, el barrio, la Catedral, los aplausos, las lágrimas……………….
Isidoro Moreno en su absolutamente indispensable obra “La Semana Santa de Sevilla: Conformación, Mixtificación y Significación” (publicado por la Universidad de Sevilla) explicando esa fiesta total como símbolo de una celebración con múltiples significados escribe: “…………. Un fenómeno cultural (refiriéndose a la Semana Santa sevillana) una de cuyas características fundamentales es precisamente su no utilitarismo inmediato, el constituir más un universo de significados, un lenguaje compuesto tanto por elementos culturales naturalistas como simbólicos, que no un instrumento para conseguir directamente un fin, o unos fines, determinados. Es esto lo que explica que pueda gustar la Semana Santa, y puedan vivirla, muchos sevillanos que no son católicos practicantes e incluso que no sean creyentes.” Porque para quienes sienten vívidamente esta celebración de siete días esa y no otra (para cada persona la suya) es la Semana Santa real. En otro capítulo del libro dice Isidoro Moreno: “ He afirmado que la Semana Santa sevillana supone la exaltación de lo sensible, una verdadera fiesta no para el intelecto sino para todos los sentidos, y a través de éstos para la emoción y el sentimiento – y por ello diríamos que también para el corazón – de muchos sevillanos.”
Otro autor, también bastante denodado por ciertos círculos integristas, Antonio Núñez de Herrera en su fantástica obra “Semana Santa: Teoría y Realidad”(Ediciones Giralda, S.L.1993), publicado sólo en 1934 y felizmente recuperado en 1981 tras la censura político-eclesiástica a la que fue sometido durante el franquismo, con un enfoque literario y de gran calidad lírica y costumbrista viene a corroborar esta misma idea de que todos los sevillanos tienen y sienten su propia Semana Santa. Así en este pasaje recoge cómo durante los años de la II República un joven de izquierdas que ha salido de nazareno días atrás responde a un grupo de tradicionalistas (partido derechista de la época) expresando su pensamiento sobre nuestra Semana Mayor: “En la puerta del Ayuntamiento unos jóvenes tradicionalistas gritaban: ¡Viva la Religión Católica Apostólica Romana! Y él fue uno de los diez mil que pusieron las cosas en su sitio: ¡No! ¡Que viva la Semana Santa!......”
También el periodista de ABC y Giralda TV Paco Robles hace unas semanas hacía una pequeña referencia a los sentimientos aparentemente contradictorios (aunque para los sevillanos esto no es un inconveniente) del dirigente hispalense (nacido frente al arco de la Macarena) y co-fundador (junto a Dolores Ibarruri (La Pasionaria)) del Partido Comunista de España, que, siendo Secretario General del PCE y ya en su exilio de Moscú cuando iban a visitarle sus amigos de Sevilla les preguntaba: “¿siguen aún vendiendo aquellos rabanitos en la puerta del Estadio del Betis?” para a continuación preguntar: ¿Y La Macarena, sigue tan guapa?” Y es que como dice Núñez de Herrera: “El último nazareno está contento. No siente haberle hecho traición a nadie. Ni siquiera a la Segunda Internacional. El es, primero, sevillano.”
Un último apunte: otro autor imprescindible para entender esa Semana Santa plural es Manuel Chaves Nogales.