28 de mayo de 2012

LA PROCESIÓN DE LA VIRGEN DEL ROCÍO. LA FE POPULAR


La Procesión de la Virgen del Rocío es un fenómeno de fe de todo un pueblo que no ha permitido que nadie ajeno a él la acapare. Es un hecho del pueblo, con el pueblo y para el pueblo y su Virgen. Almonte y su Romería son el mejor exponente de todo un pueblo andaluz que simboliza mejor que otros la religiosidad y la fe popular. Un pueblo de eminente laboriosidad, de sencilla honradez, de una moralidad digna y limpia,  de una emotividad viva y de una necesidad de gozo ante la belleza con una especial interpretación filosófica sobre la vida  y la muerte. Un pueblo con una enorme capacidad para la acogida y la fraternidad, con una gran facilidad para el diálogo y la comunicación, así como un gigantesco sentimiento de la familia y un alegre sentido de la fiesta. 
 La procesión de la Virgen del Rocío es uno de esos momentos rituales de exaltación máxima de la vida para conseguir la bendición de Dios. 
La festividad del Rocío es algo que ha ido más allá de estas tierras nuestras de la Baja Andalucía. La fe del Rocío no tiene fronteras y ha conseguido traspasar los límites más infranqueables. Y todo esto es así porque es el mismo pueblo y no los plutócratas los que han rendido a la Virgen de las Rocinas sus propios corazones como el mejor de los altares posibles. 
Ya lo dijo Juan Pablo II desde el balcón de la Ermita del Rocío: " ¡que todo el mundo sea rociero!"