Cinco años pueden no parecer nada, y posiblemente así lo sea, pero cuántas
cosas nos han pasado en estos cinco años. Parece que fue ayer y todo resulta
tan lejano que incluso da la sensación de perdernos algunos de aquellos
infinitos detalles que nos conmovieron, nos hicieron llorar o, simplemente, nos
hicieron felices, felices de verdad, sin fingir nada porque aquella alegría nos
salía del corazón a borbotones como un manantial de agua abundante.
Qué bonito fue formar parte de aquel grupo de amigos y buenas personas que
constituimos la Junta de Gobierno y que nos aferramos a una sola idea:
“Soledad, Tú siempre con nosotros”. Fueron unos momentos de una convivencia
enriquecedora, de una solidaridad infinita, mal entendida por algunos, de una
amistad sin complejos, de unas ganas sin límite por hacer las cosas bien, de
conversaciones con Ella como eje y centro de nuestras palabras, las
coloquiales, las del trabajo, las de la familia, también las de nuestros sueños
cuando ya no fueron pesadilla.
Puede dar la sensación, transcurridos estos cinco años, que todo se quedó
hecho, terminado pero al cabo del tiempo, al echar a un lado la cortina de los
días que pasan inefablemente, vemos que la tarea que emprendimos todos,
absolutamente todos, no se ha concluido. No podemos dar un paso ni para atrás,
ni para un lado, siempre al frente. Por muy bien que creamos haber realizado lo
de entonces, todavía nos queda un largo camino para mejorar lo bueno. Siempre
hay posibilidad de mejora y ahora es imprescindible.
Sí, han pasado ya cinco años de aquel 18 de Octubre que nos sobrecogió a
todos por su Magnificencia, por su Esplendor, porque ni en el mejor de los
sueños, habríamos visto un día tan grandioso como el que vivimos con nuestra
Virgen de la Soledad que volvía tras unos meses ausente. Una ausencia, en
cualquier caso, que siempre se suavizó de múltiples maneras, con fotografías,
con poemas, con suspiros y con un simple ¡AY! Porque ¡cuántas cosas caben en un
suspiro!
El próximo 20 de octubre, La Virgen de la Soledad saldrá en Rosario de la
Aurora para conmemorar aquel 18 de Octubre del año 2008. Seguro que cuando
todos la veamos sentiremos emociones distintas pero todos, en algún momento,
recordaremos aquel día que nos hizo ser “soleanos sin complejos”, de los que
sacan pecho defendiendo lo suyo como lo más grande y perfecto.
Que hermoso sería que el espíritu de aquel día lo tuviésemos grabado en
nuestros corazones a diario. Tal vez, ahora que celebramos el 5º aniversario
sea el momento clave para zarandearnos y
veamos la necesidad de la regeneración sin traumas, en hermandad y perfecta
armonía y convivencia.
Yo, cuando vea a mi Virgen, así se lo voy a pedir, que mi Hermandad sea más
hermandad que nunca porque Ella, la que nos une a todos, seguro que así lo
desea.