Lo que se escribe en el alma de alguien
se escribe para siempre, por eso he pellizcado mis entrañas con la imagen tuya
de mil maneras posibles incluso aquélla que más miedo me provocó.
Hoy podría ser un día como el de ayer o
como pudiera ser el de mañana pero no es así. Para mí será un día distinto
porque desde que siento el amanecer y muy especialmente en el ocaso de la
jornada, siento los recuerdos desconsolados como si la luna sangrara y deseo
que llegue la noche para tapar esas tristes evocaciones con la candidez de un
dulce sueño.
Cada siete de marzo estuvimos, estamos y
estaremos más juntos que ningún otro día aunque sea a ratos, a pedazos, a
quimeras. Lo peor es que a veces se me olvida que todo aquello es un solo
recuerdo.
Después de Ti,
sólo que quedas Tú, Soledad Mía.