Las mujeres soleanas en nuestra Hermandad son luchadoras y lo debemos reconocer centrándonos en la afirmación de su trabajo, compromiso y la responsabilidad que asumen en la organización. Su participación se considera valiosa porque contribuye a la solidaridad, el apoyo mutuo y la consecución de objetivos comunes, representando un empoderamiento y una forma de fortalecer el tejido comunitario. Estas mujeres demuestran liderazgo, valentía y resiliencia, y su inclusión activa es fundamental para el crecimiento y la sostenibilidad de nuestra comunidad soleana. El taller del bordado es un bien grandioso que se lleva a cabo desde hace años, adelantándose a modas y a otras necesidades materiales. Gracias a él, el enriquecimiento artístico de la Hermandad es incuestionable, imposible de igualar con cualquier otra faceta que podamos referir. Nuestras mujeres soleanas no lloran, marcan el paso que debemos seguir todos los demás por el bien de nuestra Hermandad. Nuestras mujeres han sido, son y serán fundamentales para la continuidad de nuestra cofradía.
Mi reconocimiento a todas ellas, a las de ahora, a las de antes, a las que se incorporen, a todas.
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