Ante el interés generado, aquí tenéis la entrevista que Pepe Gómez Palas le ha hecho al nuevo Vicario General de Sevilla, Teodoro León, en la que dice bien a las claras que se acabó la fiesta y el café para todos en cuanto a salidas extraordinarias, coronaciones e incorporación de nuevas hermandades:

“CUMPLIR 500 AÑOS NO ES RAZÓN PARA UNA SALIDA EXTRAORDINARIA”
Es el nuevo hombre fuerte del Arzobispado de Sevilla. Un sacerdote joven, con criterio y con una vasta formación jurídica y teológica a sus espaldas. El de las cofradías, además, es un asunto que el nuevo vicario general de la Archidiócesis conoce al dedillo después de su paso por la delegación episcopal para asuntos jurídicos de las hermandades. Lo recordarán por el célebre decreto Teodoro, aquél que sirvió para que Las Penas de San Vicente aceptara de motu proprio la inclusión de nazarenas sin necesidad de oír el pronunciamiento de su cabildo general. Teodoro León marca en esta entrevista las pautas de la nueva doctrina de Palacio en relación con las cofradías. Después de leer esto, más de un cofrade se rasgará las vestiduras.
Pregunta: ¿Qué cree que busca el arzobispo Asenjo al confiarle a usted la Vicaría General de la Archidiócesis?
Respuesta: Eso sí que es difícil de responder. En realidad, no me lo ha dicho, simplemente me lo comunicó y lo acepté. Ni me lo ha dicho ni se lo he preguntado.
P: Se habla de su sólida preparación: doctor en Derecho Canónico con experiencia en la curia administrativa.
R: No lo sé, posiblemente. Si se ha fijado en eso… yo no lo puedo decir porque no lo sé.
P: ¿Qué ha empezado a cambiar en la Iglesia de Sevilla con la llegada de Asenjo?
R: Lo que ha hecho hasta ahora ha sido renovar a los miembros que estaban en el gobierno de la diócesis. De momento, no hay más, porque lo que tenemos que hacer es ver, juzgar y, después, actuar y todavía estamos en la fase de ver.
P: ¿Cuáles son, a su juicio, las asignaturas pendientes de la Iglesia en Sevilla?
R: Son asuntos siempre presentes en la Iglesia. No son temas pendientes, sino objetivos pastorales que se marcan cada año en función de la realidad pastoral de la diócesis. Por ejemplo, este año con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud se hará más hincapié en la pastoral juvenil. También se va a potenciar la caridad y la formación, y el valor de la eucaristía y la participación.
P: ¿En qué se empieza a diferenciar el pontificado de Carlos Amigo del de Asenjo?
R: En realidad, cambios profundos no hemos tenido. El cambio en el gobierno de la diócesis es algo lógico y normal cuando llega un obispo. Una de las cuestiones que sí podemos resaltar como novedosa es la puesta en marcha para el año próximo del Seminario Menor, una idea programática.
P: ¿Qué recuerdos tiene de su paso por la delegación diocesana para asuntos jurídicos de las hermandades? ¿Son muy litigantes las hermandades sevillanas?
R: Las que litigan mucho son siempre las mismas hermandades, no son todas. En algunas de estas hermandades los conflictos y los problemas no se resuelven ni aún cambiando la junta de gobierno, y no quiero decir nombres. Pero siempre son muy pocas. De más de 600 hermandades que hay en la diócesis sólo son tres o cuatro.
P: Para resolver esos casos de conflicto permanente se está extendiendo la figura del comisionado.
R: Es una figura contemplada en el Código de Derecho Canónico para casos de dificultad en el gobierno de una hermandad. Eso sería un conflicto si la autoridad eclesiástica tuviera que gobernar todas las hermandades con un comisionado, porque cada vez estamos viendo qué conflictos hay. A veces incluso creo que la gente lo quiere así, porque lo piden.
P: ¿Cómo juzgaría la vida interna de las hermandades sevillanas?
R: En general es muy positiva. Alabo y admiro la gran labor que muchas realizan: becas al seminario, obras de caridad, cultos bien preparados… Siempre he dicho que las hermandades son un punto esencial para la evangelización por su poder de convocatoria. ¿Dónde vas a encontrar más jóvenes que en una hermandad? Desde el punto de vista pastoral, sí que se debería potenciar más el carácter evangelizador para las hermandades. Tenemos el instrumento y tenemos también la capacidad para que se formen muchos miembros y puedan, a su vez, formar a otros. Hay algunas hermandades con planes de formación modélicos, caso de El Silencio, con una exigencia fuerte.
P: ¿Está de acuerdo con el aserto de que si no fuera por las cofradías, las iglesias de Sevilla estarían vacías?
R: Decirlo así, tan tajantemente, es muy relativo. No todos los que van los domingos a misa son miembros de hermandades y cofradías. La carencia mayor que tenemos en la asistencia a muchas iglesias precisamente es de jóvenes, y sobre todo si nos damos una vuelta por las parroquias del centro es donde más se nota.
P: Como experto en Derecho Canónico, ¿cree que una hermandad puede negarse a ceder una imagen para un acto pastoral cuando la Iglesia se lo reclama?
R: Habría que ver primero qué es lo que dicen las Reglas y también la postura del hermano mayor. También como se lo piden: “yo quiero que” es distinto a decir “me gustaría que”. También tenemos que comprender que el hermano mayor tiene que dar una respuesta a sus hermanos. Por el asunto en concreto que es, imposición nunca ha habido por parte del Arzobispado.
P: ¿Entiende entonces la negativa del cabildo de la Esperanza de Triana?
R: Hombre, si hay una justificación… No creo que la negativa se haya debido a no querer hacer lo que me dice el obispo. Creo que no es el caso ni me da esa impresión.
P: ¿Usted también aprecia un cierto déficit de eclesialidad en nuestras hermandades?
R: Lo que sí veo y observo en las hermandades es una carencia de formación teológica y se tiene que insistir en eso. Si carecemos de una buena formación es evidente que careceremos de comunión eclesial porque no tendremos asumidos los principios teológicos. Un Crucificado se puede apreciar desde un punto de vista emotivo, formativo, devocional. Los miembros de una junta de gobierno, al menos, deben tener una formación más completa para trasladar ese carácter formativo a las personas que se acercan a la imagen de forma emotiva o devocional. Hay que aprovechar ese carácter evangelizador del que hablábamos antes. Una imagen une, y muchos conflictos se han evitado y se han llegado a resolver en las hermandades por las imágenes. El problema, por ejemplo, en un Consejo de hermandades y cofradías es que no hay imagen y cuando hay un conflicto no hay forma de buscar esa unión.
P: ¿Cree que ya ha terminado el tiempo de espera para las tres hermandades que aún no aceptan nazarenas en sus filas?
R: Creo que esto hay que asumirlo ya. Sociológicamente no tiene sentido el que la mujer no pueda hacer una estación de penitencia. ¿Qué imagen vamos a dar las hermandades y cofradías?
P: ¿Cómo van a terminar de convencer a estas hermandades?
R: Nuestra postura está clara. Nuestra acción dependerá de lo que quieran las mujeres. Si nos piden ayuda, debemos darle lo que les corresponde en derecho. Si la hermandad no le da esa posibilidad, la mujer debe de recurrir aquí.
P: ¿Las Reglas de aquellas hermandades que no incluyan en su articulado la participación de las hermanas en la estación de penitencia seguirán sin ser aprobadas?
R: Claro, pero eso rige desde el año 1997, en que se publicaron las Normas. Esas Normas también necesitan ya hoy día una renovación, una revisión. Es verdad que son del 97, pero la realidad ha ido cambiando. Yo les veo carencias. Por ejemplo, es necesario que se contemple de una forma más clara todo lo que es el proceso administrativo de los recursos; los expedientes sancionadores para las hermandades; un proceso electoral más claro…
P: Tampoco están claros los casos en que un candidato a junta de gobierno se encuentra en situación familiar irregular.
R: En el 97 no estaba tanto el problema. El problema se está dando ahora. Es como decir, y puede darse, el matrimonio entre dos hombres y ahora uno quiere ser miembro de junta de gobierno. Esa realidad no sólo no está contemplada sino que ni siquiera se ha estudiado. ¿Es una situación irregular o no?
P: Sáquenos de dudas.
R: Aquí la irregularidad no sería por el hecho de contraer matrimonio con otro hombre, dado que la Iglesia no reconoce el matrimonio entre hombres, sino el vivir maritalmente con otra persona. De tal manera que si eso lo hace otro sin contraer matrimonio está en la misma situación.
P: A la vista de esta casuística que comenta, el trabajo para revisar las Normas Diocesanas puede ser ingente, ¿no?
R: Claro, pero hay que hacerlo. Es un proyecto que se arrastra desde que yo estaba en la delegación episcopal para asuntos jurídicos.
P: ¿No cree excesivo hoy en día el número de salidas extraordinarias?
R: Me parecen pero muy excesivas y no deberían serlo. Habría que regularizar y concretar por qué motivos y razones se puede realizar una salida extraordinaria, siempre con un margen, también regularizado, para que quede a juicio de la autoridad eclesiástica valorar sí o no. Es algo que no me gustaba ya cuando estaba en la delegación episcopal. Hay que ir evitando ya tanta salida extraordinaria y eso sí será una de las cosas que habrá que hacer como objetivo.
P: ¿Se abusa hoy de estas salidas?
R: Yo creo que sí. Por cualquier cosa se hace una salida extraordinaria. Por 500 años de unas Reglas no es razón para hacer una salida extraordinaria. Podemos celebrar y tener unos cultos, unas conferencias si queremos y ver durante esos 500 años qué ha sido lo positivo o negativo de la hermandad, pero no es para hacer una salida extraordinaria. Con tantas salidas extraordinarias estamos quitando el carácter y el objetivo esencial de una hermandad. Si es de penitencia tiene ya su salida.
P: Si 500 años no justifican una salida extraordinaria, ¿qué otra celebración la justificaría?
R: Tendrían que ser motivos pastorales. Si no dotamos a esa salida de un carácter evangelizador, se convertiría en un mero lucimiento por parte de la hermandad, no tendría sentido ninguno.
P: ¿Y cuándo es la Iglesia la que pide esa salida, caso reciente de la Macarena?
R: Precisamente esa salida tenía un carácter evangelizador. Queríamos unir la devoción a la Santísima Virgen a una beatificación. Y creo que se consiguió. En ningún modo pretendíamos asegurarnos el lleno en el Estadio Olímpico.
P: ¿Considera que también se han otorgado demasiadas coronaciones?
R: Creo que se debería regularizar también jurídicamente los motivos por los cuales se puede coronar una imagen y ponderar lo pastoral. Se pide también que haya una labor social, pero estamos viendo que después no hay un cumplimiento ni una incidencia ni una continuidad. Parece que se proyecta para que me puedan conceder la coronación. Veo que hay excesivas coronaciones y que se deberían regularizar y controlar más.
P: ¿Cree legítimas las aspiraciones de las nuevas hernandades creadas en barrios lejanos de venir a la Catedral?
R: Las hermandades que fueron erigidas canónicamente y están en sus barrios quieren venir al final a la Catedral y no les importan los kilómetros que tengan que recorrer. Yo eso lo veo como un error. ¿Buscamos el lucimiento o la evangelización? Si es evangelizar y fuiste constituida para el barrio, quédate en el barrio. ¿Qué necesidad hay de hacer ese recorrido tan largo para llegar a la Catedral? Claro, perdemos el carácter evangelizador. Hay que ser coherentes y lógicos: si no hay más espacio, es que no hay más. Hemos llegado a tal límite que no se puede dar un paso en Semana santa.
P: ¿Cree que hay algún hueco en la nómina para encajar alguna hermandad nueva?
R: Dicho tajantemente: no veo más huecos y no debería de haber más. Precisamente en el 97, cuando se publiaron las Normas Diocesanas, ya se veía que era muy difícil por cuestiones logísticas. Es materialmente imposible. ¿Qué sucede? Si nosotros desde el punto de vista eclesial no le vamos a dar ese carácter evangelizador y nos vamos a unir a un carácter meramente sociológico o turístico o a ese otro carácter que quieren imprimirle otras instancias no eclesiales… ¡y venga hermandades y venga el no poder movernos! simplemente para que la gente que venga vea más y se alargue más. Ése no puede ser el objeto nuestro desde el punto de vista eclesial. Esa masificación nos evita evangelizar, porque no se hace a gusto.
P: Las Reglas del 97 fjaron el límite en 57. Vamos por 60. ¿Dónde fijar el cupo?
R: Es curioso porque ese artículo sigue vigente. Lo único que se ha hecho es una dispensa. Y esa dispensa ha originado que ya no queremos tres hermandades, sino cuatro, cinco o seis. Hay que tener mucho cuidado cuando se dispensa una norma, porque la dispensa se otorga para un caso concreto y excepcional. En cambio, esa dispensa es para el año siguiente también y para el otro. Más que una dispensa hemos reformado la norma. Y tan reformada, que siguen pidiendo entrar más. ¿Qué valor tiene ahora mismo esa norma diocesana? Ya ninguno y la verdad es que no hay más sitio. Desde el punto de vista jurídico yo diría “ya está” y nos hemos pasado. Habría que fijarlo y sin más dispensas. Y si alguna vez huviera una dispensa que fuera para algo excepcional y sólo para ese año.
P: Lo que usted está diciendo entraría en contradicción con la célebre frase de monseñor Amigo: “Las puertas de la Catedral están abiertas para todo el mundo”.
R: Sí bueno, ésa es una frase hecha, como se dice “las puertas de la iglesia están siempres abiertas”. Pero cuando no hay más sitio, no hay más sitio.
FUENTE: EL CORREO DE ANDALUCÍA.