17 de noviembre de 2010

R.I.P.A.

R.I.P.A.

Por Manuel Romero Luque

Para conocer de veras una ciudad hay que visitar sus mercados y camposantos, lugares antagónicos, pero definitorios de una determinada concepción del mundo. Basta ir con los ojos bien abiertos al de San Fernando para hacer un estudio psico-sociológico de la Sevilla de hoy y la de ayer. Tumbas de losa limpia con flores de tela recién puestas, mausoleos artísticos o de fúnebre elegancia junto a los ostentosos, olvidados o incluso derruidos; modestos osarios en calles sucias junto a construcciones nuevas con vidrieras brillantes y flores frescas,  tan parejas como adosados del Aljarafe. Pero no deja de llamar la atención la reiterada reproducción de imágenes procesionales que aparecen grabadas o esculpidas sobre los mármoles desde que la Soledad nos recibe en su azulejo. Era como si aquéllos a quienes la muerte ha despojado ya de todo no se resignaran a abandonar esas devociones que en vida llevaron siempre consigo y a la cabecera de su cama. Ahora también les sirven, son su pasaporte para un descanso en paz.
FUENTE: El correo de Andalucía.