6 de enero de 2011

FESTIVIDAD DEL BEATO MANUEL GONZÁLEZ.

FESTIVIDAD DEL BEATO MANUEL GONZÁLEZ GARCÍA.
4/I/2011
José Trashorras Segura.

Quisiera, en primer lugar, darles la Bienvenida en nombre de la Real Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, de su Junta de Gobierno y de su Hermano Mayor.
Para nosotros, los soleanos de Huévar del Aljarafe, es una inmensa alegría poder acoger en nuestra Iglesia a la Familia Eucarística Reparadora en este día en el que se conmemora la Festividad de su fundador, Don Manuel González García. Nunca podíamos haber imaginado que en tan sólo seis años, tuviésemos la oportunidad de celebrar esta Santa Misa del que es para nosotros un modelo de vida y de santidad.
Un 17 de Julio de 2004 fue cuando la Reliquia del Beato Manuel González llegó  a nosotros. Este hecho fue posible gracias a una conversación que mantuvimos, meses antes,  el que fuera en aquel año, pregonero de nuestras  Fiestas de Gloria, Don Gabriel Solís Carvajal, actual hermano Mayor de la Hermandad de la Pastora de Santa Marina , Don Antonio Andrade Gutiérrez, monje que fue del Monasterio de El Escorial  y éste que les habla. En aquella conversación preparatoria para el referido Pregón, salió, no recuerdo cómo ni por qué, una de las muchas anécdotas de su vida, concretamente la ocurrida en 1920, en Málaga, cuando  fue nombrado obispo residencial de esa sede, acontecimiento que decidió celebrar dando un banquete a los niños pobres, en vez de a las autoridades; estas, junto con los sacerdotes y seminaristas, sirvieron la comida a los tres mil niños.  Curiosamente, meses antes yo había recibido como regalo de mi amigo Laureano López, un libro de Luis Llerena Baizán sobre  la vida del Beato vista a través de la prensa.
A raíz de aquí, Don Antonio Andrade puso de manifiesto la posibilidad de que la Hermandad de la Soledad de Huévar custodiase una Reliquia del Beato Manuel que él guardaba y que le había sido entregada por unas monjas de Palencia junto con un manuscrito de autenticidad  expedido por el Vaticano. Al momento mismo acepté el ofrecimiento y lo puse en conocimiento de la Junta de Gobierno de la Hermandad a la que pertenecía en esos años. Se aprobó por unanimidad y ese mismo 17 de Julio de 2004 celebramos la Santa Misa en la que acogimos un trocito de Don Manuel que desde entonces ha sido custodiado por esta Hermandad en su Capilla. Desde ese preciso instante, le hemos solicitado su intercesión en todas nuestras necesidades para que sean llevadas ante Dios por su medio y así nos veamos favorecidos por su Ayuda.
Su Reliquia se encuentra justo a los pies mismos de Nuestra Señora de la Soledad, conocedores del mucho amor que siempre manifestó en sus obras y en sus escritos con bellísimas páginas dedicadas a la Virgen.
Sin duda alguna, su trayectoria personal en la que vida y obra son casi una misma cosa, es un patrón y modelo a alcanzar en un mundo actual tan laico con una sociedad industrial, globalizada y materialista  en la que se ha idolatrado el bienestar olvidándonos del ser, y ese ser es Dios. Don Manuel González García, el Obispo de los Sagrarios abandonados, es un hombre imantado hacia Dios y a él debemos unirnos.
No podemos apartar a Dios de los problemas reales a pesar de que la tecnología y ciencias actuales, que sólo plantean resultados a corto plazo,  permitan nuestro bienestar y nuestro progreso. Debemos seguir las palabras de nuestro querido Beato, ¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!». Sin duda alguna, el Beato Manuel González, fundador de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, es un modelo de fe eucarística, cuyo paradigma continúa hablando a la Iglesia de hoy.
Quiero para finalizar, volver al principio  y expresarles una vez más nuestra más auténtica expresión de satisfacción por su presencia y de una manera muy especial a la Madre María Elena y a aquellas señoras de Almensilla que tuvieron a bien visitarnos en el mes de Noviembre y que se convirtió en el germen de este encuentro.Ojalá que al igual que aquella muchacha de Requena de Campo, Sara Ruiz Ortega, veamos en nuestro Santo de los Sagrarios abandonados a esa alhajita, como lo llamó el entonces Arzobispo suyo,Marcelo Spínola, al enviarlo a Huelva,que descubre a Jesús anuestro lado siempre y en cualquier lugar.