4 de enero de 2011

LA IMAGINACIÓN AL PODER

Por Manuel Romero Luque.

La imaginación no enseña sus límites, si es que los tiene, y son los niños, por lo general, los que más uso hacen de esa facultad y de su hermana mayor, la fantasía. Esta semana mi hijo pequeño, antes de volver al colegio, ha tenido que hacer una selección entre sus juguetes para que otros niños puedan también disfrutarlos. Los había de todo tipo y, salvo el celofán del primer día, nada les faltaba. Lo curioso es que, aunque los pequeños suelen ser egoístas, él estaba dispuesto a cederlos de buen grado. Sólo se resistió a perder de vista un antiguo juego de construcciones, algunos pequeños muñecos y unos desiguales tacos de madera. Eso ni hablar… Ahora mismo, veo en el pasillo de mi casa que con ellos ha formado un paso de misterio formidable y los tacos se han convertido en dos hileras de nazarenos que avanzan conforme a su criterio de diputado mayor y, a compás que los mueve, rufan mil tambores en su boca. Mientras pasa esa singular cofradía, y como no me deja salir del despacho, les escribo estas líneas.