La recogida de la Virgen es una manifestación de fe y fervor difícil de imaginar. Cuando llega la Virgen en sus majestuosas andas, el atrio de la iglesia y sus aledaños se convierten en un verdadero río humano, un hervidero de hervenses y foráneos que desean con toda vehemencia contemplar la entrada de nuestra Divina Imagen.
La hora de la recogida de Nuestra Señora de la Soledad es la hora de la nostalgia pues todos sabemos que hay que esperar un año para que se repita de nuevo esta escena conmovedora.
Y llega el momento vital de la despedida, y nos dirigimos a Ella por última vez en la calle y le susurramos nuestras peticiones y anhelos más íntimos pero, este año, uno especial se hizo en forma de cante.....


























